Ariel Magnus, Con las mejores
Lucía Puenzo, Al playroom hay que allanarlo
Maximiliano Tomas, La sonrisa de la Gioconda
Felix Bruzzone, Sueño con medusas
Sonia Budassi, Nada para hacer
Diego Materyn, Próceres argentinos
Nicolás Mavrakis, Punta del Este, balneario geográficamente argentino
Cecilia Boullosa, Donde el pasto es verde y las chicas, bonitas
Hernán Casciari, Lado B, canciones lentas
María Fasce, Mujeres
Hernán Vanoli, Samaritana
Julia Coria, El barco en alta mar
Leonardo Oyola, Tony Plana
Mariana Enríquez, El monstruo
Joaquín Linne, No sé si chatear o comprarme un perro
Pablo Toledo, Todo por dos pesos
Sebastián Martínez Daniell, Paddle
Ana Cecchi, El gurú
Washington Cucurto, El amor es mucho más que una novela de quinientas páginas
"Mirate si no. Mirá lo que crié por esa computadora: un gordo fofo que apenas si puede moverse, un delincuente que gana plata robándole a la gente, un pajero que se pasa las noches masturbándose delante de la pantalla.La prédica de padre me dejó helado. No sabía que estuviera tan al corriente de mis actividades. Con el resto de entereza y amor propio que me quedaba le expliqué que mi problema de peso era remediable, que mis desfalcos en Internet se dirigían prioritariamente contra grandes corporaciones y que si alguna vez me había sorprendido con las manos fuera del teclado eso no le daba derecho a concluir que se tratara de un ejercicio habitual."(Magnus, Con las mejores, p. 34).
"Yo me quedé mirando al que no hablaba: tenía unas manchitas en la parte blanca del ojo y, cada tanto, por el efecto de la luz, las manchitas, que eran más opacas que el resto, se iluminaban y brillaban más."
(Bruzzone, Sueño con medusas, p. 73)
(Ambos en Uno a uno, ed. Mondadori, junio de 2008).