por Alicia
“No hay en la noche de mi desventura
Una estrellita que venga a alumbrar”
(Torre de Arena, copla popular española por Llabrés/Sarmiento/Gordillo)
I
El tiene un blog, yo tengo un blog. Un viernes por la noche me encontré leyendo sus cosas y riéndome sola, con más ganas de conversar con él que con la gente que estaba alrededor mío. Dejé un comentario y al tiempo recibí respuesta. Comenzamos a enviarnos mails cortos: líneas de diálogo ingeniosas, observaciones sobre nada. Abandonamos nuestras identidades bloggers y -primero él, yo unos mails mas tarde- comenzamos a escribirnos desde nuestras casillas personales, con nuestros nombres verdaderos, a contarnos qué hacíamos, de dónde éramos, qué música escuchábamos, qué libros y qué comida nos gustaban. Mails cada vez más largos y más frecuentes, que respondían punto por punto al mail anterior del otro. El era gracioso, inteligente, poco pretencioso, ávido por escuchar y leer cosas nuevas. Y escribía muy bien.
II
Yo no creo en las relaciones virtuales. El mundo virtual no me termina de convencer. No me deslumbra la idea de la coincidencia mágica de los gustos, la sensibilidad y el intelecto si no existen los gestos, el olor, la sonrisa, la conexión del cuerpo, la mirada. Por primera vez desde que había cortado con mi ex, unos cinco meses atrás, me interesaba alguien. Nunca encuentro a alguien que me guste: desde el colegio que me pasa lo mismo. Y este no era real. Me molestaba la idea de estar -como ya estaba- pendiente de una persona que podía ser por completo una construcción: invento de alguien con un poco de habilidad literaria.
III
Además, ni en su blog ni en sus mails había referencias a su vida sentimental. Tampoco había habido una insinuación, ningún intento cliché por seducirme. Yo sospechaba que no estaba solo -¿alguien así podía estar solo?- y, cuando me pareció oportuno, pregunté. Habló de una ex novia por la que aún sufría y de una chica con la que "se estaba dando besos". Decepción, bronca y alivio. Ahora ya lo sabía. Los mails continuaban. Llevábamos así casi un mes, y yo creía que no era sano. Una noche, el tercer mail de ese día trajo un archivo mp3 con una canción. Una canción hermosa. Esto tiene que parar, me dije. Ahora.
IV
Ese viernes, antes de que él viajara por el fin de semana largo, le propuse suspender nuestra amistad epistolar para encontrarnos. Le di el fin de semana para que lo pensara, pero él respondió antes. Quedamos en vernos el martes siguiente. No habíamos dicho cómo éramos físicamente, no nos habíamos enviado fotos. Mi miedo mayor no era que él fuese feo, sino algo peor: un clon de Marley, no de Bob sino del conductor de la tele. De todos modos, y a pesar de los nervios, sabía que si yo no le gustaba, o él me parecía espantoso, igual íbamos a caernos bien. Eramos, de alguna forma retorcida y extraña, amigos.
V
Pero él no era Marley. Y yo, al parecer, tampoco. Me pasó a buscar por casa y fuimos a cenar por Palermo. Cuando nos echaron fuimos a otro bar. Unas cuantas copas de vino más tarde, estábamos en mi casa, en mi cama. Cuando se fue, cerca de las seis de la mañana, yo me sentía como si hubiera estado en el medio de una explosión.
VI
Quizás todo debería haber terminado allí. Los mails de él no se interrumpieron, pero se hicieron más cautelosos. Hablamos de un encuentro antes de que yo saliera de vacaciones, pero a último momento él canceló. Me fui por dos semanas y no le escribí. Cuando regresé, él volvió a proponer vernos. Encantador como es, se las arregló para dejarme plantada una vez, convencerme de vernos dos veces más, y volver a dejarme plantada. Después de la tercera, mientras me sentía la Mujer Más Tonta de la Tierra, intercambiamos mails de despedida. Él, que no quería arruinar la relación con su "alguien", y yo que había descubierto que estaba lista para una relación no virtual. Mi último mail fue sincero, algo duro y muy triste: quedarme con la última palabra nunca logra hacerme sentir mejor.
VII
Pasaron las semanas. Hace unos cuantos días, abro la caja de Pandora y vuelvo a su blog. Leo un post suyo sobre un festejo de aniversario con su chica. Me digo que no es justo: si lo virtual es mentira, si esta cosa de los blogs es sólo eso, no es justo que duela así, que duela lo mismo.
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miércoles, 22 de agosto de 2007
Bloggers
Etiquetas: Alicia, bloggers, desventuras, lareputisimamadrequenospario
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12 comentarios:
Algo me dice que esta cosa de los blogs es algo más que una mentira! Bárbaro este poquito y me parece que me voy a adiccionar un tanto a este lugar... abrazos...
Encantador relato.
Esta cosa de los blogs es eso y no otra cosa, es dificil (¿imposible a veces?) no confundirse.
Ahora de ahí a concluir que virtual es mentira entonces...invento es mentira? ficción es mentira? o a veces es lo más verdadero que nos pasa?
Eso y no otra cosa.
Alicia, cómo me gustó esta historia, tanto, que ya agregúe tu blog a mis favoritos. Estoy con vos, pensando las mismas cosas, po eso últimamente he decidido tomar cierta distancia y no dejar engañarme, Un blog es un blog, y las relaciones que de ahí salen son, al menos, extrañas. Se conversa de un modo diferente, y entonces uno se equivoca. "En vivo y en directo" las cosas resultan no ser como nuestro imaginario las ha ido construyendo, a partir de las páginas de los blog. Los blogs son para mí zonas pantanosas.
Por lo menos, en eso estoy en estos días.
Te sigo leyendo.
qué post sólido!
muy buen post! y triste desventura.
Lenguaviperina, Marina, Curiosa, Martín, estrella, etc, etc:
gracias!
y sí: las desventuras son, por definición, tristes.
Alicia
Me encantó el relato. Hay relaciones que se vuelven relaciones con todas las letras justo en el momento de sufrir.
Pero que tipo jodido...para que arrancan con algo que no se van a bancar...que bronca me da.
Me encantó tu relato
aia.
Me dolió.
Me gustó! qué bueno poder decir esto desde un blog, precisamente.
excelente relato, y por mi parte me siento muy identificada. Que dificil discernir entre real y virtual cuando uno se involucra.
Saludos!
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